Leí ‘humanista’ y allí que me apunté: ‘Prácticum en Terapia Gestalt en el Centro Valenciano de Psicoterapia’. Parece mentira cómo a veces solo una palabra te puede marcar una decisión tan importante como las prácticas de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Valencia, y la vida.
Y me quedo corto en lo que significaría y ni por asomo sospecharía al marcar esta casilla: porque aquí estoy escribiendo esto, desde un despacho del Centro Valenciano de Psicoterapia, trabajando desde la Formación en Terapia Gestalt realizada aquí y ganándome la vida con ello.
El primer día de las prácticas ya estaba hablando de nuevo de ‘humanismo’, de satisfacción de necesidades, de cosas cotidianas e importantes, y cómo esto nos afecta en nuestro día a día. Lo siguiente fueron numerosas sesiones de prácticas viendo la realidad del ser humano a través de mis compañeras y de mí mismo. Por fin entendiendo más sobre cómo funcionamos y sobre cómo funciono. El mundo, la sociedad, los grupos, las parejas, las familias, y yo.
No negaré que justo esto era lo que yo buscaba en la carrera, y por supuesto que la carrera me ofreció mucho, pero este entendimiento más real, más humano, me lo dio la Gestalt.
Fue entonces cuando vi que quería dedicarme a esto y tuve claro que me formaría en Terapia Gestalt. Esto supuso un recorrido de 3 años, profundo para mí y para entender cómo ayudar a otros. Cada taller salía convencido de que sabía más sobre cómo ayudar a otras personas, deseo imprescindible para dedicarte a la terapia, y a las personas.
Entender cómo funciona el mundo, lo cotidiano, lo real.
Me ayudó a entender lo neurótico desde la satisfacción de necesidades -muchas de ellas ocultas-, lo vital de la expresión de lo que no decimos, a entender el conflicto, a entender y ver al otro, a entender que las cosas muchas veces son como son, a entender el cambio y lo que no se quiere cambiar, y por lo tanto a saber trabajar la resistencia, para desde ahí, ayudar a otros como otros podían entonces ayudarme a mí.
No es cualquier cosa esto que escribo porque es la vida misma con la aceptación, la responsabilidad, la conciencia y el contacto que conlleva para vivir más en paz.
Y ayudar a los demás a vivir más en paz.
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