Una de las cosas que más atraen de la Terapia Gestalt es su disposición hacia el aquí y ahora, considerado por Claudio Naranjo uno de los tres pilares fundamentales de este tipo de psicoterapia (junto con el darse cuenta y la responsabilidad). Quien haya oído esto, junto con aquella famosa aseveración de que “la terapia Gestalt es una filosofía de vida” (como si cualquier otro enfoque no tuviera una filosofía de vida implícita, ¡qué gracia!), ya tiene los ingredientes para acabar en el carpe diem o el memento moris. Pero no, decir que la terapia Gestalt se asienta sobre el aquí y ahora no tiene nada que ver con extralimitarse para morir joven o gastarse todo el dinero este fin de semana. La locución “Carpe diem”, del latín, acuñada por el poeta romano Horacio, hace referencia a aprovechar el momento y, su equivalente en Gestalt, iría hacia experimentar la vivencia del momento.
Claudio Naranjo decía que la suma del darse cuenta más el aquí-ahora daba como resultado la experiencia. A esto me refiero. El aquí-ahora en Gestalt es vivir, vivenciar, experimentar… el momento presente. Dejar de pensarnos tanto y empezar a experimentarnos, a vivirnos. No consiste en pensar que estoy feliz, triste, asustado o enfadado, sino en experimentarme feliz, triste, asustado o enfadado, es decir, acercarme más a mí mismo o, como decimos en nuestra jerga, “dejarme sentir” feliz, triste, asustado o enfadado. Dejarme sentir de dentro afuera, de las emociones al pensamiento (como suele ser en realidad), y no siempre de fuera adentro, del pensamiento a las emociones (como también es otras veces y se nos intenta convencer de que siempre es así).
Tampoco intentamos volver al estrecho, intensamente efímero y casi insoportable aquí y ahora de un bebé, que intercala niveles extremos de felicidad y desesperación con la misma facilidad y en apenas minutos o segundos. No se trata de eso. La experiencia profunda de ser, de sentir, de actuar, de pensar… requiere serenidad y contacto con uno mismo y con el otro, con el mundo. Como hemos mencionado, la experiencia profunda supone conciencia y aquí-ahora, algo difícil en esta sociedad acelerada cuya filosofía de vida es con frecuencia la idealización narcisista de la imagen y la negación de lo doloroso, lo feo, lo lento, lo difícil y lo complejo. Algo hay de carpe diem en la Gestalt (aprovecha el momento), y algo hay de memento moris (recuerda que vas a morir) en este enfoque que se extiende desde el tratamiento clínico hasta una visión existencial de la propia vida, desde la clínica al desarrollo personal.
Comentarios
Deja un comentario