Etimológicamente, la palabra autoestima está formada por el prefijo griego “autos”, que significa “por sí mismo” o “hacia sí mismo” y por la palabra “estima”, que proviene del latín “estimar”, que significa “valorar”, “apreciar”. De esta manera, la autoestima es la valoración o el aprecio que uno tiene hacia sí mismo.

Inevitablemente la autoestima va ligada al otro (nuestro entorno) pero no es el otro el que la determina sino nosotros mismos, con nuestra capacidad de acción.

Cuando empieza a construirse nuestra autoestima, poca capacidad de acción tenemos, ya que se empieza a formar en nuestra primera infancia con la mirada y el cuidado de los otros. Si nuestros cuidadores son suficientemente buenos (como diría Winnicott) a la hora de satisfacer nuestras necesidades y si conforme vamos creciendo hay un equilibrio entre poner límites y valorarnos, a la vez que nos van dando cariño y amor, estaremos construyendo una autoestima sana que nos ayude en la vida a afrontar retos, decepciones y también a permitirnos disfrutar y sentirnos merecedores de la felicidad. Si por contra, todo esto no se da, o no en la medida que necesitamos, no tenemos el por qué resignarnos.

Es conforme vamos entrando en la vida adulta cuando tenemos más capacidad de acción. Ya podemos salir del núcleo familiar para encontrarnos con nuevas miradas, nuevas formas de amar, y es ahí donde nosotros podemos elegir cómo queremos tratarnos y ser tratados.

Entender qué nos ha hecho daño y qué necesidades no hemos tenido cubiertas ayuda, al igual que saber cuáles son las cosas que nos han faltado para poder dárnoslas o buscarlas en el entorno.

Necesitamos del otro. Y nuestra autoestima se va a ver reforzada de manera bidireccional. Rescato de la Biblia una frase que me parece bonita y representa esta idea que quiero transmitir: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando amamos al prójimo nos mostramos empáticos, considerados y somos compasivos, además de mostrar un respeto profundo hacia la otra persona. Este dar y recibir amor, en el que conforma y construye la autoestima del adulto.