Café, ventana abierta para escuchar a los pájaros que ahora campan a sus anchas, que se hacen oír más -o al haber menos ruido de coches se permite escucharles mejor, que también-, página en blanco y un teclado esperando ser manoseado.
No quiero hablar sobre el monotema. No. No quiero más reflexiones, más criticas sociales -menos aún políticas-, y hablar sobre cuánto vamos a aprender y cuánto vamos a cambiar. Además no me lo creo, del todo. No nos va a dar tiempo a integrarlo, del todo.
Nos tocará, a los que en todo caso aprendamos algo, recordarlo. Será nuestra responsabilidad.
Sí quisiera hablar de humanismo, de contacto, de reordenar las necesidades, pero caería de nuevo en un discurso confinado. Y si no quiero hacerlo es porque estas reflexiones vienen de lejos y van mucho más allá de la pandemia. En todo caso, esto las ha hecho figura de manera más visible, nítida y clara.
Pero no quiero darle ese aroma al texto, ni ese placer a la situación. Otro día hablaremos sobre la sociedad de la ansiedad, el minimalismo, del éxodo urbano y quizá algo del ‘naturalismo’ de Thoreau en ‘Walden’.
¿Entonces?
Pues justo esto. El ‘no sé’. El no tomar parte de ningún bando de los que han formado los temas que tenía sobre la mesa para escribir, y simplemente decirles: “es que no lo sé, no os elijo a ninguno”.
Entonces sí sé. Elijo la ‘nada’. El ‘no sé’ me lleva a elegir que no tengo ‘nada’ en especial de lo que quiera escribir. Y eso ya es un tema.
La nada, la duda. Permitirse la duda. Respetar los procesos de toma de conciencia para saber qué quieres, qué necesitas, o qué te apetece. Y mientras tanto decir “no sé”, o “no tomo parte por nada”. Que es en sí una decisión.
“¿Qué te apetece hacer? - Nada”. Y eso está bien. Eso es algo. Hacer nada significará poner la tele sin más, quedarse empanado sin más, pensar por pensar, mirar al vacío.
Estamos sobre-atareados. Estamos sobre-estimulados. Estamos en el hacer, hacer, hacer. Hace poco se habló en este blog acerca del aburrimiento y la creatividad. No repetiré la temática. Pero en parte se asemeja.
Mi intención es la de dotar al ‘no sé’ y al ‘nada’ como opciones válidas.
Evidentemente hay una parte neurótica que jamás me atreveré a validar. Un ‘no sé’ o un ‘nada’ que parta desde el no querer mostrarse, mojarse, atreverse, decir algo por si sienta mal, y siempre que nuestro deseo sea el de hacernos ver u oír. Que parta de no tenerse en cuenta a uno mismo. Que parta de una desconexión con mis deseos. Siempre que nuestra necesidad no sea justo la del quedarse en el no sé. Nada de situaciones pasivas, desmotivadas.
Entonces no vale, ¿eh?
Hablo desde la validez de la duda, del proceso hasta que sepamos algo o del permitirse no hacer nada, no opinar nada, no formar parte en ningún bando. Si es que es eso lo que queremos.
Esta vez, he decidido escribir sobre el no sé, sobre nada en concreto. Y eso, es escribir sobre algo.
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