A veces nos olvidamos de lo simple. Entre la rapidez del día a día, las exigencias, las prisas, los enfados, lo que no funciona. Y de darles su merecida importancia.
Este verano he tomado nota de pequeños gestos cotidianos que me han emocionado en directo. Y que me hacen pensar que el contacto entre nosotros, como sociedad, si ponemos el foco en lo humano, siempre es más calentito, más cercano de lo que muchas veces nos pensamos.
Pequeños gestos humanos:
- Una trabajadora que lleva más de 30 años en la misma empresa, por primera vez recibe un premio económico por unas horas extras de este verano. Casi todos los veranos las hacía, pero era la primera vez que se le premiaba de manera extraordinaria. Como una niña recibiendo un regalo, se le llenaron los ojos de lágrimas. El CEO se emocionó. Yo, como consultor, me emocioné al presenciar la sorpresa de ella al ver recompensado un trabajo de años por primera vez.
- Un niño muy pequeño le hace un gesto feo de rechazo a mi hija, también pequeña. Nada grave, cosas normales en niños de esas edades. Los padres del niño al presenciarlo, lo cogen en brazos, vienen hacia mi sin yo enterarme, me tocan por la espalda y le dicen a mi hija a quien yo también llevaba en brazos: mi hijo quiere pedirte perdón (obvio que el niño ni habla ni se debió enterar mucho). Me emocionó ver un gesto donde habían tenido en cuenta a mi hija y el querer repararlo.
- Un señor muy mayor, un abuelito de postal, recibe con un gran abrazo a su mujer cuando ella vuelve a la sala de espera de urgencias donde él la estaba esperando. Lejos de que la cotidianidad enfríe su relación, él tuvo en cuenta el mal rato de ella al estar en el médico y puso su empeño en darle ánimos, por muchos años que llevaran casados.
- En el coche, otro conductor y yo nos coordinamos a la perfección para dejar pasar una ambulancia en medio de un atasco. Al pasar la ambulancia, él me saca la mano por la ventana y me hace un gesto con el pulgar arriba. Hemos ayudado a que alguien que necesita atención médica la reciba en el menor tiempo posible. Como sociedad hemos ayudado a alguien que no tenemos ni idea de quién es. Solidaridad.
Son estos gestos de amabilidad, de contacto, de tener en cuenta al otro, de empatía, de vernos unos a los otros. De practicar la paz.
Simple, y muy humano.
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