I
Me refiero al mar, que está golpeando
y se estanca la tarde
boca arriba
como un pez flotando muerto
Tendrás que decirme algo
II
No basta con descolgar un columpio
o dormir la resaca de diez copas
de árboles en una acera o acotar
un campo o poner
relojes por todas partes no basta
con abanicos ni con elefantes rosas y te jodes
ni con quitar paredes a los perros o madres
a los hijos de perra
La rabia cede en la penumbra
de la rabia que cede
en el no-vale-la-pena
Hay quien se guarece en un suicidio suave
como un gas y hay
quien relee cartas e impotencias
y hasta quien no hace nada y organiza
colectivos en orejas e intermedios
para que sean muchos más
los que no hacen nada
y muchos más los intermedios
No es mi caso
quede claro que solicité protesta
en toda regla y dentro
del plazo establecido
“atentamente...”
esa protesta inútil
como cualquier protesta
en materia de otoño
III
Supongo que ya lo sabía
que algún miedo familiar me tenía avisado
bastaba con ver cazar a las gaviotas
¿qué andaría fotografiando entonces?
IV
Ahora sé que ningún viaje termina
aunque le ponga un comienzo en cada transbordo
o le corte una calle en cada esquina
Algún viejo sabía todo esto
por eso empezó a llevar caramelos en los bolsillos
como una alegría dulce, momentánea
envuelta en papel de regalo
Sólo son coleccionables las cosas muertas
me refiero al mar
que está golpeando
Qué ganas de aferrarse...
(Septiembre 1993)
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